jueves, 2 de septiembre de 2010

el bosque

Caminaba despacio, por un sendero estrecho y oscuro. Los arbole tenían la copas unidas unas a otras. La hiedra subía por sus troncos hasta confundirse con la hojas, ni los rallos de sol la traspasaban,.
Las plantas que crecían al lado del sendero, eran de un verde intenso, pero tiernas y frágiles.  Continué mi marcha, el aire era denso por la humedad. A mi derecha, vi un claro entre los arboles, me acerque para ver mejor, y entre la vegetación vi el espectáculo mas maravilloso ,visto por mis ojos hasta ahora, se trataba de un valle inmenso, todo verde. A bajo se apreciaban pequeños pueblos desperdigados y un río al que se le unían distintos arroyos, algunos procedentes de cascadas que caían de la montaña, creando un arco iris en su caída. En lo alto de la montaña, una densa niebla cubría sus picos. Mi pié, tropezó con una piedra, que rodó hasta dejar de verla. Me senté en una roca, mirando el valle, disfrutando con su belleza. Mi mente no paraba de pensar, ¿Sería en aquel lugar, donde viviría mi nueva vida?  Me saque un papel arrugado de mi pantalón de pana marrón lo miré pero no lo vi, solo fije mis ojos en él, y las lagrimas brotaron de mis ojos, luego lo guardé. Ya no había marcha atrás. Regresar no podía, eso era revivir el pasado, no, ya era tarde. Quedarme allí ¿que sentido tenía? Solo quedaba seguir adelante, afrontar lo que fuera surgiendo, Pero ahora, necesitaba dormir. Me separe del sendero unos metros, donde no se me pudiera ver desde él, tendí mi saco de dormir, y me introduje dentro, quitándome el abrigo, y poniéndolo en el saco por dentro, aunque ya había puesto el aislante del frío. Me tumbe mirando el cielo, que casualmente, no había que lo tapara. Estaba precioso, una bóveda   de estrellas seria  hoy mi techo, miré con interés , cada parcela de cielo, imaginando que habría  allí a miles de kilómetros, y yo tan insignificante. Me acorde de mi padre, ¿estaría allí, entre las estrellas, esperándome? quizás...Me dormí y soñé con él, ría como cuando era pequeña, y disfrutaba de nuestras ocurrencias. El tiempo pasó y Dios se lo llevó, y nos quedamos sin su presencia. Todavía lo echaba de menos sus consejos, su forma de decir las cosas, su consuelo en tiempos difíciles, Pero, ya, había pasado el tiempo, y en mi corazón quedaba otra cicatriz de la herida mas grande que hasta entonces tuve. Desperté, escuché el ruido del bosque, enigmático y atrayente. Faltaba poco para amanecer, permanecí un rato quieta ,   y vi como un ratón de campo entraba en su madriguera,. Después estiré mi cuerpo. Un día empezaba para mi, pero una nueva vida también, ya con los cambios que se habían producido en mi cuerpo y en mi mente. Aceptados aunque no queridos, pero eso era mi vida ahora, y así la viviría, Todo tiene un sentido y un porque, Algo me deparaba el futuro, que ese cambio producido en mi, era necesario, para afrontar lo que aconteciera en adelante.

3 comentarios:

  1. !Que bonito Toni!
    me hé dado cuenta que echas mucho de menos a tu padre tenias una relación muy especial con él ¿Verdad?
    Yo me acuerdo tambien del mio.
    Yo casi no hé disfrutado de padre...
    besitos de colores guapa
    ¿porque no lo pones en el faccebooc,tambien? es facil copiar y pegar

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  2. gracias, pero no se ponerlo, asi que pongo el enlace

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  3. Es bien bonito... Cuando mi padre murió, sólo pensé en las cosas que no le había dicho y que ya no le podría decir... Besos, amiga...

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