lunes, 11 de octubre de 2010

Maria y sus sueños, despues de la muerte.

A veces, tienes unos sueños tan reales, que cuando despiertas, crees que lo soñado ha pasado.
Alguien, a quien yo cuidaba, me contó un sueño, al que le tenia tanto miedo, que lloraba mientras me lo contaba,
Ahora os contare su sueño:
Esta persona la llamaremos María.
María se durmió después de cenar y tomarse sus pastillas, Era una señora de mediana edad, unos 50 años le eche yo. Me contó que se encontraba en una carretera, que estaba cortada por varias piedras que habían caído de una murallas ruinosas , las murallas estaban construidas encima de un pared de rocas imposible de subir, al otro lado de la carretera, había un abismo, en donde no se veía el fondo , era noche de luna llena, y tras las piedras, había un árbol muerto , con sus ramas desnudas. La luna iluminaba todo, era de gris plateado, ella flotaba, como a uno 3 metros del suelo y debajo de ella había unas sombras con forma humana que se arrastraban por el suelo. A María le dio tanto miedo, aquellas sombras, que le daban escalofríos, después pensó es rezar a Dios, porque se dio cuenta que estaba en un sitio, donde las almas son recogidas por quien le corresponde, y ella no quería ser recogida por las sombras, Así que rezo una oración que su madre le había enseñado y la rezo tres veces una por el Padre, otra por el Hijo, y la ultima por El Espíritu Santo. Luego, las sombras desaparecieron, y apareció Él, con una túnica color hueso, atada a la cintura con un cordel marrón. nunca le vio la cara, pero el pelo era castaño y tenia barba,  le tendió la mano y María se la cogió,estaba templada, pero cuando María cogió su mano ella le pareció que se encogía y que Él crecía , Le cogió fuerte y su miedo desapareció, sintió alegría en su corazón, Y así, como un padre coge a un niño le acompaño hacia, una puerta entre abierta, de la cual salia una luz tan luminosa que cegaba los ojos. No llegó a tocar la puerta porque se despertó, en la habitación que estaba en penumbra.
Y cuando María me contó esto , sus ojos lloraban y se erizaban los pelitos de su brazo. Y si lo cuento, es porque ella me dió su permiso.

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