domingo, 15 de enero de 2023

Los cerditos, segunda parte.

El abuelo, la burra con la niña encima y el perro herido, siguieron su camino tras ser atacados por los perros cimarrones.

 Ya faltaba poco para llegar a la casa de Don Francisco, donde, el abuelo había tratado la compra de los 4 cerditos con el señor Manolo, el guarda de la finca. La noche cada vez se cerraba mas. El sol se había puesto, y las primeras estrellas hacían su aparición. Olía como a pasto húmedo y el abuelo, abrió uno de los cenachos de la aguaderas y sacó una pequeña rebeca y se la puso a la niña que tenía la piel fría. La miro, y le dijo--- Hoy, me siento orgulloso de ti, hija, te has portado como una valiente,--- y le puso la mano en la cabeza, acercándosela para darle un beso en la frente. Después continuaron andando por aquel camino entre el monte-. El abuelo habló en voz baja,--- Mira allí--. la niña miro donde el abuelo apuntaba y vio con sorpresa, a un conejo muy quieto que también los observaba, el perro se fue en esa dirección, pero el abuelo le silbó y el perro volvió a su lado, --- Nunca hay que matar a los animales, si no te lo vas a comer--dijo el abuelo. La niña asintió con la cabeza, .

A lo lejos se oía los alcaravanes, algún mochuelo, y el raspajeo de los animales entre el pasto, De pronto el perro se puso en guardia, el abuelo le acaricio la cabeza y lo tranquilizo, la niña vio a un zorro a pocos metros del camino. Sin duda, el bosque estaba lleno de vida. Se oían ladrar los perros del señor Manolo, que estaban atados porque esperaba al abuelo, y esos perros estaban enseñados a morder sin labrar antes. La niña se sujetó bien, porque la burra se intranquilizó, el abuelo la acaricio, para tranquilizarla.  Por fin, vio la niña. la luz de la casa. Se acercaron y los perros, como locos, labraban sin parar, hasta que salió el señor Manolo y los mando a callar, los perros obedecieron de inmediato. --- ¿Qué le ha pasado al perro?-- dijo el señor Manolo,----Los malditos perros cimarrones, se nos ha presentado en el camino--- La mujer del señor Manolo salió de la casa y cogió a la niña y la abrazo con fuerza---¿has pasado miedo?,--La niña, con los ojos muy abiertos le contó a la señora como su abuelo y el perro habían repelido el ataque de los perros, la señora se persinó y dijo-- Alabado se el Señor-- la niña se sintió confundida y nerviosa y se le escapo una lágrima, pero nadie se dio cuenta. Al rato de que el abuelo y el señor Manolo estuvieran hablando, llego su hijo con los cerditos en una espuerta. Era un chico de unos 14 años, que se acerco a la niña y le dijo--- mira, enana, que cerdos mas gorditos, tu abuelo los ha comprado para comérselos mañana ja ja ja-- La niña lo miro con desprecio y dijo--- mi abuelo solo mata lo que se va a comer y con esto no tiene ni para empezar, so bobo-- el chico le guiño el ojo su madre y se marcho. El abuelo le dio el dinero convenido al señor Manolo y cogió los cerditos de 3 o 4 semanas y los metió en los cenachos de la aguaderas, cerrándolos bien, luego cogió a la niña y la sentó en cima de la burra. Se despidió de los vecinos y regresaron a casa. Esta vez sin percances, pero con muchas cosas aprendida.. La niña decía algo y el abuelo le explicaba que era, le dijo que olía muy mal y el abuelo le dijo, que eran de zorros, que marcaban su territorio,. Y con la luna llena, como única luz en el monte, el abuelo le fue enseñando cosas a la niña de los animales que allí vivían. hasta que por último dijo--- Es una lastima que todo esto valla a desparecer, por el progreso--- Solo dijo eso, y luego permaneció en silencio hasta llegar a casa, donde le contaron a la abuela lo sucedido y esta beso a la niña y le pregunto si no había tenido miedo. La niña negó con la cabeza---Sabia que el abuelo no dejaría que me hicieran daño--- La abuela sonrió y mirando con cariño al abuelo dijo--- Si, hija, por eso me case con él, porque sabia que nos protegería a toda la familia ---el abuelo la miro con ternura pero solo dijo ---¿que hay de comer?--


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