sábado, 9 de abril de 2011

EL PESO DEL ARAO

       El hombre , se levantaba, con las claras del día, se tomaba un café, que calentaba con las pocas brasas  del hogar, del día anterior, y después, se marchaba a la cuadra , donde las vacas lo esperaban con impaciencia, les repetía en cada pesebre, paja, y un poquito de pienso, ( a los animales, el pienso y el alimento que mas les gusta, hay que dárselo por las mañanas, así comen, durante el día, tranquilos, llenando sus estómagos sin esperar que cuando lleguen a casa, les den comida, que no se encuentran en el campo en esa época del año). El hombre se disponía a ordeñas las vacas, una a una, 7, Cada una pueden dar unos 24 o 26 litros,  diarios, de leche , repartidas entre la primera hora de la mañana y la ultima hora de la tarde..
Despue, montado en una bicicleta, el hombre recorría, con sus dos lecheras enormes, unos 3 kilómetros asta la carretera, Allí, se encaminaba hacia un punto determinado, de esta, donde un camión cisterna, recogía la leche.
El hombre, recogía sus lecheras y se encaminaba hacia su casa, una ves allí, cogía el arado, lo enganchaba a las mulas, y con todos los aparejos, se marchaba al campo arar, toda la mañana, arando, haciendo presión con el arado, haciendo surcos en la tierra y el sol en su cara, cada día mas pesado el arado, cada día mas arruga y morena su cara, Su esposa, le acercaba el desayuno, a la zona donde estuviera labrando, y paraba menos de un cuarto de hora para comer, un poco de migas, o lo que le llevara su esposa, con   café, mientras comía hablaba de la sanara,, de lo que podrían hacer ese año, con el poquito dinero que ahorraran,, Así pasaban los días y los años y El arado cada vez pesaba mas y su cara cada vez se arrugaba mas, Hombres fuertes delgados, y de fuerte carácter, que respetaban una ley no escrita de los campesinos, ya puedes ver, desdes el camino, un árbol lleno de fruta, que no tocaras una, porque lo mismo que a ti te cuesta sembrar recoge y almacenar, a él, le costo que el árbol diera frutas, Así que en aquel tiempo, la mayoría de las veces la gente se ayudaban, unos a otros, porque cada uno sabia los problemas del vecino y sus necesidades, y si alguno cogía algo que no era suyo, le ponían un mote y era conocido por el mote en toda la región , menos él que si lo sabia no decía nada y seguía en sus treces. En fin aquellos eran otros tiempos, que no tardara mucho y bolveran, pero peores, porque aquellos hombres sabían lo que hacían, los de ahora no.

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