martes, 2 de noviembre de 2010

LA UIDA

El sudor le bañaba la cara. Sus ojos des encajados por el miedo y su corazón a azorado por el ritmo de su carrera. Realmente, Era una corredora experimentada. Ella era la encargada de llevar los mensajes a las aldeas que rodeaban el magnifico palacio de su señor. Al llegar a la cumbre de la montaña se detuvo a beber agua de una fuente natural, donde el agua brotaba del suelo a borbotones, como si cociera, estaba fresca. Se  acercó a mirar el valle que aparecía ante sus ojos y cogió aire, emprendiendo la carrera de nuevo, cuando llegaba a una de las aldeas el jefe estaba en la puerta de su cabaña, esperándola, ella le dio un pergamino y continuó su carrera, No sabia leer y por eso el señor, confiaba en ella, siendo ignorante de los mensajes que llevaba, era de total confianza. Elena era una mujer muy joven, y guapa, de cuerpo atlético, piel blanca, con el pelo castaño, no estaba casada, ni tampoco un prometido, no creía en el amor, y desconfiaba de los hombres.
Siguió su camino, saliendo de las tierras de su señor, y se dirigió a unas tierras des conocidas para ella, eran tierras de cultivo, y había muchas personas trabajando en ellas. Al fin vio un palacio, en un lugar de verdes praderas y arboles, viejos pero majestuoso, conforme se acercaba al palacio, fue aminorando su carrera y continuo andando, asta la puerta donde estaba un criado esperándola,
--- HOLA, le traigo un mensaje a tú amo, y tiene que ser en mano.---- El sirviente le indico que pasara y le siguiera, ella lo obedeció. El palacio tenia techos altos, con las bóvedas pintadas con escenas de ángeles y hadas y demás personajes de cuentos. A ella le gustaba imaginar todo lo que aquellos personajes podían hacer, tan ensimismada estaba, que no se dio cuenta de que le estaban hablando, cuando oyó,---- Entra, de una vez--- le dijo el criado, --- Que mi señor nos espera--. Ella entro en un gran salón en donde estaba un señor  de mediana edad, sentado al lado del fuego, charlando con una persona con extraños ropajes y cara demacrada por el paso de los años.  ---- Oh, ya llegan noticias del rey, a ver , acerca te y dame ese mensaje, --- le dijo el señor a Elena. El señor se puso muy serio y le dijo a Elena, ---¿ Tú saben el mensaje que has traído? Elena, pensativa, se dirigió al señor con los ojos muy abiertos--- no, mi señor, pues no sé de letras ni de números.--- El señor se levantó de su sillón y poniéndole la mano en el hombro, le dijo casi en un susurro--- El mensaje dice que te mate, con una daga, pues eres el resultado del un encuentro amoroso entre una mujer y un unicornio--- Elena, no podía creer semejante estupidez.  Mientras el señor con raras ropas se acercaba para poder escuchar lo que hablaban pero el señor levantó la mano en forma de desaprobación, y el personaje se detuvo pero una sonrisa diabólica apareció en su boca, --- Te dejare marchar, si consigues esquivar a los guardias que voy a mandar en tu búsqueda, y a los perros,  en un día, me olvidaré de este mensaje--- La chica no podía creer lo que estaba pasando y se dio la vuelta y emprendió su huida a toda velocidad, se introdujo en el bosque y después en el río anduvo por él bastantes horas, para luego subirse a un árbol que sus ramas estaban a ras del agua y allí descansar oyó a los perros muy lejos, y supo que los había esquivado, después no se oyó nada mas, paso la noche en el árbol, el sueño y el agotamiento estaban acabando con las pocas fuerzas que le quedaban. Al amanecer se bajo del árbol y anduvo un rato por el bosque sin dirección ni rumbo, asta que vio una casa ruinosa, y abandonada, entró en ella y se tumbo en la boardilla, protegida así de los lobos y allí se durmió.

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