Despue, montado en una bicicleta, el hombre recorría, con sus dos lecheras enormes, unos 3 kilómetros asta la carretera, Allí, se encaminaba hacia un punto determinado, de esta, donde un camión cisterna, recogía la leche.
El hombre, recogía sus lecheras y se encaminaba hacia su casa, una ves allí, cogía el arado, lo enganchaba a las mulas, y con todos los aparejos, se marchaba al campo arar, toda la mañana, arando, haciendo presión con el arado, haciendo surcos en la tierra y el sol en su cara, cada día mas pesado el arado, cada día mas arruga y morena su cara, Su esposa, le acercaba el desayuno, a la zona donde estuviera labrando, y paraba menos de un cuarto de hora para comer, un poco de migas, o lo que le llevara su esposa, con café, mientras comía hablaba de la sanara,, de lo que podrían hacer ese año, con el poquito dinero que ahorraran,, Así pasaban los días y los años y El arado cada vez pesaba mas y su cara cada vez se arrugaba mas, Hombres fuertes delgados, y de fuerte carácter, que respetaban una ley no escrita de los campesinos, ya puedes ver, desdes el camino, un árbol lleno de fruta, que no tocaras una, porque lo mismo que a ti te cuesta sembrar recoge y almacenar, a él, le costo que el árbol diera frutas, Así que en aquel tiempo, la mayoría de las veces la gente se ayudaban, unos a otros, porque cada uno sabia los problemas del vecino y sus necesidades, y si alguno cogía algo que no era suyo, le ponían un mote y era conocido por el mote en toda la región , menos él que si lo sabia no decía nada y seguía en sus treces. En fin aquellos eran otros tiempos, que no tardara mucho y bolveran, pero peores, porque aquellos hombres sabían lo que hacían, los de ahora no.
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